miércoles, 29 de mayo de 2013

Salvador Dalí / Luis Cernuda


No decía palabras...

No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.

Aunque sólo sea una esperanza,
porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.

lunes, 27 de mayo de 2013

James Abbott McNeill Whistler / Pedro Salinas




Ahora te quiero...

Ahora te quiero,
como el mar quiere a su agua:
desde fuera, por arriba,
haciéndose sin parar
con ella tormentas, fugas,
albergues, descansos, calmas.
¡Qué frenesíes, quererte!
¡Qué entusiasmo de olas altas,
y qué desmayos de espuma
van y vienen! Un tropel
de formas, hechas, deshechas,
galopan desmelenadas.
Pero detrás de sus flancos
está soñándose un sueño
de otra forma más profunda
de querer, que está allá abajo:
de no ser ya movimiento,
de acabar este vaivén,
este ir y venir, de cielos
a abismos, de hallar por fin
la inmóvil flor sin otoño
de un quererse quieto, quieto.
Más allá de ola y espuma
el querer busca su fondo.
Esta hondura donde el mar
hizo la paz con su agua
y están queriéndose ya
sin signo, sin movimiento.
Amor
tan sepultado en su ser,
tan entregado, tan quieto,
que nuestro querer en vida
se sintiese
seguro de no acabar
cuando terminan los besos,
las miradas, las señales.
Tan cierto de no morir,
como está
el gran amor de los muertos.

sábado, 18 de mayo de 2013

Luis Eduardo Aute / Luis Eduardo Aute






Enemigo de la guerra
y su reverso, la medalla
no propuse otra batalla 
que librar al corazón 
de ponerse cuerpo a tierra 
bajo el paso de una historia 
que iba a alzar hasta la gloria 
el poder de la razón 
y ahora que ya no hay trincheras 
el combate es la escalera 
y el que trepe a lo mas alto 
pondrá a salvo su cabeza 
Aunque se hunda en el asfalto 
la belleza... 

Míralos, como reptiles, 
al acecho de la presa, 
negociando en cada mesa 
maquillajes de ocasión; 
siguen todos los raíles 
que conduzcan a la cumbre, 
locos por que nos deslumbre 
su parásita ambición. 
Antes iban de profetas 
y ahora el éxito es su meta; 
mercaderes, traficantes, 
mas que nausea dan tristeza, 
no rozaron ni un instante 
la belleza... 

Y me hablaron de futuros 
fraternales, solidarios, 
donde todo lo falsario 
acabaría en el pilón. 
Y ahora que se cae el muro 
ya no somos tan iguales, 
tanto vendes, tanto vales, 
¡viva la revolución! 
Reivindico el espejismo 
de intentar ser uno mismo, 
ese viaje hacia la nada 
que consiste en la certeza 
de encontrar en tu mirada 
la belleza…


Versión cantada por Luis Eduardo Aute